
Si, si, una incubadora, es lo mejor para los que, como nosotras, necesitáis ser creativos en vuestro trabajo.
¿Por qué una incubadora? pues por lo siguiente:
La incubadora mejora tus ideas.
El carácter efímero de las ideas fugaces provoca que no lleguemos a reparar en ellas, o que no las retomemos después. Es necesario "atraparlas" de alguna forma y encerrarlas (en la incubadora). Pero antes de encerrarlas, tenemos que asegurarnos de que esa idea podrá germinar. Para tener una buena idea "germen" podemos hacer lo siguiente:
- Comentarla a otra persona. Es una buena fórmula. No siempre es fácil transmitir a otra persona lo inacabado, lo provisional, lo absurdo. Pero si esa persona está "en el ajo", puede ser una gran colaboradora en nuestra técnica creativa.
- Escribirla. Sólo por el hecho de haberla escrito, esa idea cobra cierta personalidad y empieza a estimular tu capacidad para pensar.
- Dibujarla. La persona que sabe o se decide a dibujar la idea, lleva cierta ventaja, porque está estimulando su imaginación por más canales.
- Y muchas más, como grabarlas, empezar a ponerlas en práctica, etc.
¿Cómo lograr que las ideas que han entrado en la incubadora germinen?
Las aves y la incubadora emplean el mismo procedimiento: le dan calor (al huevo) y le dan vueltas. La naturaleza hace lo demás.
No existe un procedimiento para promover que el cerebro genere la idea novedosa. Podemos poner los medios y es previsible que tarde o temprano surja. Aunque es muy improbable que generemos una idea genial, podemos estar seguros que, si existe una solución accesible, la encontraremos.
¿Cuáles son esos medios? Darle calor y darle vueltas.
1. Darle calor: Estar en ello. Dedicarse a la búsqueda. No suele ser bueno buscarlo con ansiedad, pero todos los creadores dicen que las musas les vienen por la silla: trabajando. Las aves incuban calentando por proximidad física. Hay más probabilidades de dar con la clave del tema si se está sobre él que si se olvida.
2. Darle vueltas: retomar el problema con frecuencia e insistencia, cambiar un poco la perspectiva cada vez que se aborda, emitir frecuentes hipótesis de solución, imaginar los resultados que arrojaría cada una de las conjeturas barajadas...
Y ahora, sabiedo todo esto, no dejéis que vuestras ideas se mueran en la incubadora. Abridla a tiempo y haced que todo el esfuerzo sirva para conseguir algo tremendamente valioso: ser creativo/a en vuestro trabajo, y por supuesto, en vuestra vida.